lunes, 25 de marzo de 2013

060 - Virtua Racing (1994) - Mega Drive

Desarrollador: Sega AM R&D #2
Publicado por: Sega
Salió también para: Arcade, Sega 32X, Sega Saturn, Playstation 2


En los años pre-internet, era muy contada la información que teníamos disponible sobre los juegos que nos interesaban. Las revistas mostraban capturas de pantalla y nos explicaban la mecánica de juego, pero sin ver el juego en movimiento era muy difícil juzgar si lo que teníamos delante era bueno o no (y como para fiarse de las maravillosas puntuaciones de HC y similares). A veces las expectativas que se creaba uno mismo sobre un juego eran desmedidas, y cuando al final poníamos las manos sobre él, no estaba a la altura de lo esperado. Con esta entradilla parece que vaya a poner a Virtua Racing a caer de un burro, pero tranquilos, que no es así. Vayamos por partes.
 
Es un tormentoso domingo de primavera de 1.994 y el que escribe acaba de jugar un partido con el equipo de su colegio. Su padre, siempre tan comprensivo, decide que pese a que el chaval esté desfondado y empapado de sudor y lluvia un paseíto hasta casa no le va a venir nada mal. Por supuesto, con parada obligatoria en el primer kiosko que vea para surtirse de la habitual tonelada y media de prensa dominical necesaria para su supervivencia. En un gesto magnánimo, le permite a su hijo comprarse alguna revistucha o tebeo.

No recuerdo el motivo por el que escogí comprar la MegaForce, ya que no tenía ninguna consola de Sega. Lo más seguro es que no hubiera ninguna otra. Al poco tiempo me compraron una Mega Drive y al menos pude ir familiarizándome con el catálogo. Dediqué los siguientes días a devorar la revista de arriba a abajo, y entre los artículos que más me llamaron la atención puedo recordar una preview del Streets of Rage 3, otra del juego oficial del mundial 94, la primera parte de un walkthrough del Landstalker y un pequeño anticípo sobre las próximas consolas de la compañia, 32X y Saturn, con pantallazos de unos prematuros Clockwork Knight e International Victory Soccer.

Review de la MegaForce
Sin embargo, lo que más me impresionó fue ver las imágenes del Virtua Racing para Mega Drive. Yo no conocía la recreativa, y ver aquello en la 16 bit de Sega me dejó patidifuso. Consola que, repito, no me tenía pero ya conocía de sobra por jugar con ella en casa de vecinos y amigos. Me parecía alucinante programar un juego de carreras tridimensional para ella. En las fotos se veían unos polígonos como puños, pero el aspecto general era bastante bueno. Me prometí a mí mismo que algún día ese juego sería mío.

Mi idolatría respecto a VR aumentó un año más tarde. Hasta el momento seguía sin haber visto el juego en movimiento, ya que ningún conocido lo tenía (era un cartucho carísimo, debido al chip auxiliar SVP necesario para calcular los gráficos poligonales). Para entonces Sega ya había lanzado la 32X, siendo la continuación Virtua Racing Deluxe el juego estrella (y de lo poco salvable de todo el catálogo de la consola). Casualidades de la vida, el juego fue analizado en la primera HC que tuve, y lo ponían bastante bien.

Selección de circuito.
Pero nada comparable a una de las experiencias más intensas que he podido disfrutar como jugador. A finales de la primavera de 1.995 nos fuimos a visitar a un excompañero de trabajo de mi padre a Madrid. Allí, hartas ya de museos y paseos, las mujeres de ambos decidieron que ya estaba bien y tocaba algo de shopping. Y allá que nos fuimos a un centro comercial enorme (no recuerdo cual era). Mientras las señoras se probaban trapos, los hombres nos fuimos con el rabo entre las piernas a ver tiendas más dignas de ser visitadas por caballeros cuarentones de la década de los 90: las de electrónica.

Tras regalarnos la vista con lo más avanzado de la época (relojes con mando a distancia y demás), de vuelta al parking pasamos por delante de algo espectacular, incluso para profanos en la materia como eran mi padre y su amigo: cuatro recreativas de VR interconectadas, cada una con su cabina con asiento y pedales simulando un monoplaza. Tan asombrados quedaron por el aspecto de aquel trasto, que accedieron a pagarme las ¡500 PESETAZAS! que costaba una partida. La distancia desde el volante al asiento se podía regular con dos botones que movían la butaca automáticamente. La partida duró poco, debido a los nervios y a mi poca pericia por aquel entonces, pero dejó huella, vaya que sí.

Circuito Beginner.
Un par de años después tenía la Mega Drive algo dejada de lado por mi flamante Pentium-100. En vista de que manejaba bastante bien con el aparato, y para que no todo fuera jugar con él, mis padres me sugirieron (una manera tan buena como cualquier otra de decir que me obligaron) hacer un curso de mecanografía. El rato libre que me quedaba entre el colegio, el fútbol y el inglés lo dedicaba a ir un par de veces por semana a una academia del centro. En honor a la verdad, me fue bastante útil.

A mitad de camino entre la academia y la parada de autobús había uno de esos videoclubs que alquilaban y vendían juegos, y la visita era casi obligatoria. Y claro, tenían un VR esperando que alguien se lo llevara para casa. Yo seguía siendo un chavalillo bastante arruinado, pero bueno, ya me daban algo de paga. Con esfuerzo ahorré las 500 pesetas que valía alquilar el juego desde el viernes hasta el lunes, y una lluviosa tarde me lo metí en la mochila. El viaje en autobús se me hizo eterno mirando y remirando aquel enorme cartucho y el manual de instrucciones, y recé todo el viaje para que al llegar a casa la tele estuviera libre. Lo estaba. Monté volando la Mega Drive, cartucho para dentro y Power On.
 
Circuito Medium.
Y bien, el juego me gustó. Era todo un prodigio técnico, y los polígonos que se veían en las fotos estaban ahí. Pero entre que el framerate era bastante bajo y la acción algo aturullada no me pareció un juego tan divertido. Me lo pasé bien aquel finde pero juegué bastante menos de lo que pensaba y eso que tuve todo el tiempo del mundo. Fue mi primera desilusión (relativa) con un juego. Me creé unas expectativas totalmente irreales y el recuerdo de aquella partida en Madrid me hizo mitificar completamente el juego. El lunes siguiente devolví el juego satisfecho pero sabiendo que no lo iba a volver a alquilar más.

Han pasado los años y sigo recordando el juego con cariño. Fue una muestra de lo que era capaz Mega Drive si se exprimía hasta el fondo. Aunque unos años más tarde compré el juego, no es uno de los juegos que más utilizo las escasas veces que monto la Mega Drive o me pongo con emuladores.

Aunque tuvo algunas seculas, es una serie que ha caído en el olvido. La versión 32X se juega algo mejor. La de Saturn es absolutamente desastrosa e injugable. La mejor versión de todas es la que sacaron para PS2 en el recopilatorio SEGA AGES 2500 exclusivamente para Japón, calcada de la recreativa y con control analógico. Si no tenéis PS2 tenéis también disponible la versión arcade para MAME.

1 comentario:

  1. Muy buena entrada! La verdad es que la primera vez que veías esa recreativa del VR con varios coches en paralelo flipabas muchísimo (yo la descubrí en un viaje de fin de curso en un salón recreativo, aunque recuerdo que sólo pude ver como jugaban otros y, cansado de esperar, acabé jugando al Mortal Kombat y al Soccer Brawl)

    Luego acabé comprándolo para megadrive (tambien tuve la HC en la que salía en una portada con fondo azul) y coincido en sensaciones, fue una pequeña decepción porque, a pesar del esfuerzo técnico y todo el mérito que tenía llevarlo a megadrive, 3 circuitos sabían a muy poco y me divertía menos que un Super Mónaco o Ayrton Senna.

    Un saludo!!!

    ResponderEliminar