lunes, 19 de marzo de 2012

094 - Pro Wrestling (1986) - NES

Desarrollador: Nintendo
Publicado por: Nintendo
Salió también para: Family Computer Disk System


Este juego fue durante muchos años el rey de muchas "post-merendolas" cumpleañeras. No es de extrañar, viendo la fama que alcanzó el "Pressing Catch" que emitía Tele 5 las mañanas de fin de semana, y la sencillez de manejo del cartucho, ya que la mayoría de las llaves son de muy sencilla ejecución.

Pantalla de selección de modo y luchador.
El sistema de combate era muy sencillo, tanto que hoy día nos puede parecer ridículo y bastante monótono. Podíamos atacar dando patadas y puñetazos, o ejecutando diferentes llaves una vez teniendo el contrario agarrado. Las llaves se realizaban con sólo pulsar la cruceta y el botón A o B. Podíamos lanzar al rival contra las cuerdas, y después correr nosotros para lanzarnos sobre él o darle un manotazo, cogerlo por los aires y lanzarlo contra el ring, hacerle la archifamosa "sillita electrica", o llaves muy dolorosas y casi definitivas como el Suplex. Si el agarre se producía cerca de las esquinas del ring, había la posibilidad de enviar al contrario fuera del mismo, y desde ese mismo momento se iniciaba una cuenta atrás de 20 segundos: el que estuviera fuera del ring en ese momento sería el perdedor. Aunque la manera más corriente de ganar era someter al rival haciendo que su espalda se pusiera en contacto con el suelo y el árbitro contara hasta tres.

Combate.
Si intentábamos hacer alguna de las llaves más poderosas con el combate recién comenzado, lo más normal es que el rival estuviera demasiado fresco para ser sometido y nos devolviera la moneda; había que reservar esas técnicas para cuando el combate estuviera más avanzado. Lo mismo sucede si intentamos forzar la cuenta de tres sin haber castigado demasiado al oponente.
El rival está fuera del ring, comienza la cuenta de 20.
Había dos maniobras más lucidas que las demás, y que desataban nuestro griterio infantil: La primera, era saltar desde alguno de los postes del ring allá donde estuviera tendido nuestro rival. La otra, estando el contrario en igual posición pero fuera del ring, era saltar por encima de las cuerdas machacándole aún más si cabe. Cuando te hacían alguna de esas jugarretas, la humillación era insoportable. Pero si se tardaba demasiado tiempo en hacer el salto, cabía la posibilidad de que el oponente recuperara fuerzas y se apartara, cayendo el atacante en un descrédito aún mayor. La apoteosis en esos momentos era inenarrable. Más teniendo en cuenta la sobredosis de azúcar en sangre que teníamos después de esos atracones, debido a la masiva ingesta de Fanta Naranja y Coca-Cola sin cafeína. Llegados a ese punto, los padres nos mandaban a jugar a la puta calle, donde nos dedicabamos a jugar al fútbol. Éramos seres irracionales, pero no tan gilipollas como para imitar lo que hacíamos con los mandos de la NES. Que de esos conocí unos cuantos (y todavía me acuerdo de los puntos que tenían al dia siguiente algunos).

Elenco de luchadores.
Nuestro primer objetivo en el juego era lograr el título de la Video Wrestling Association (VWA). Para ello, tras escoger a alguno de los seis apolíneos luchadores del plantel, debíamos vencer a los cinco restantes. Después, debíamos realizar 10 defensas seguidas del título, derrotando de nuevo dos veces a cada uno de los cinco aspirantes. Tras conseguirlo, nos enfrentábamos a Great Puma, una especie de Hulk Hogan de calzones blancos, con el cinturón de la Video Wrestling Federation (VWF) en juego. Una vez vencido, se acababa el juego.


Mi luchador favorito era Starman. Ese cuquísimo mono rosa, junto con sus enígmaticos orígenes y lo espectacular de sus golpes, incluídos una patada voladora, lo hacian irresistible. También tenía su puntito The Amazon, con esos mordiscos que hacían brotar sangre, además de su innegable parecido con la Criatura de la Laguna Negra. Los demás personajes me parecen bastante más anodinos.

No me jodáis que no se parece.
En definitiva, un juego simple y bastante repetitivo si se juega hoy día, pero que tiene el encanto de traernos de vuelta a la memoria gloriosas tardes de viciadas, entre eructos provocados por bocadillos de Nocilla y chorizo de pamplona, Risketos y bebidas carbonatadas. Yo personalmente nunca he poseído el cartucho, está en mi lista de pendientes, pero había unas cuantas copias rulando por ahí y era de obligada partida en cuanto nos juntáramos unos cuantos.

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