lunes, 16 de abril de 2012

086 - Wonder Boy III: The Dragon's Trap (1989) - Master System

Desarrollador: Westone
Publicado por: Sega
Salió también para: Sega Game Gear, TurboGrafx-16, Virtual Console


Aquel intercambio con el que pude disfrutar por unos días de una Master System me dio la oportunidad de disfrutar, al fin, de un gran juego llamado Wonder Boy 3, el mejor juego de la consola (y uno de los mejores de la generación 8 bits) en mi opinión.


Comenzamos el juego justo antes del final del anterior capítulo de las Saga, enfrentándonos al dragón con el mejor equipamiento y todos los corazones.
Digo por fin porque un vecino tenía el juego, pero entre lo tiquismiquis que era la madre, que no nos dejaba apenas entrar en su casa, y que este tío era de los que "juego yo y los demás miran", ni lo había olido hasta entonces. Para terminar de joder el asunto, todo el mundo hablaba maravillas del juego, las revistas lo ponían por las nubes, y por lo poco que había visto en movimiento, tenía una pinta estupenda.

Tras derrotar al primer dragón, nos transformamos en hombre-lagarto, y empieza el juego en sí; nuestro primer objetivo es escapar del castillo antes de que se derrumbe.
Pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. Me pude desquitar, dándole un buen repaso y confirmando todo lo bueno que había oído y leído sobre él. Para aquel entonces ya tenía una Mega Drive, y el juego podía parecer desfasado, pero aún así me impresionó profundamente.

Hombre-león.
Los gráficos lucían estupendos, con una paleta de colores muy perfectamente escogida que le daba al juego una atmósfera de dibujo animado muy acertada. Los sprites eran de calidad y de un tamaño bastante generoso. Las fases eran de todo tipo, desierto, bosques, islas... muy bien diseñadas, y las melodías son de las que se siguen silbando casi 20 años después.

Como hombre-pájaro podremos volar.
El juego es una continuación directa de Wonder Boy in Monster Land (1988), es más, al principio del juego volvemos a enfrentarnos al jefe final de su antecesor. Una vez derrotado, con su último aliento nos transforma en un hombre-lagarto. Nuestro objetivo es recuperar la Cruz de la Salamandra, que nos permitirá volver a nuestra forma humana.

En esta forma podremos trepar los bloques ajedrezados.
Esa es la premisa inicial de un juego no lineal en teoría, ya que no existen fases sino diferentes áreas interconectadas, pero lineal en la práctica, ya que sólo podremos avanzar en algunas zonas si nos hemos transformado en un animal en concreto, para lo cual hemos de superar una zona determinada y derrotar al Boss correspondiente.

Hombre-piraña.
Cada una de las transformaciones a las que se ve sometido Wonder Boy a lo largo de tiene sus propios poderes. Como hombre-lagarto, podemos disparar bolas de fuego y nos podemos agachar. Como ratón, podemos trepar paredes y techos, como hombre-piraña podemos nadar mucho mejor, como hombre-león nuestros ataques son mucho más poderosos y como hombre-pájaro podremos volar. Además, podremos comprar mejor equipamiento en tiendas, dándole un pequeño toque rolero al juego. El guardado es mediante passwords, por fortuna bastante cortos. Eso sí, si continuamos el juego de esta manera perderemos todas las pociones que tengamos acumuladas.


En definitiva, un gran juego, obviando algunos pequeños defectos como un pequeño parpadeo de algunos sprites y una inercia del personaje un poquito excesiva, pero nada grave. Gracias a que los cartuchos de Sega son muchísimo más faciles de coleccionar, debido a su caja dura y la política de una sóla edición para toda Europa como norma general, cualquiera puede tener hoy en día este juego completo con su manual sin pagar demasiado, como en mi caso.



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