viernes, 18 de mayo de 2012

078 - Sonic the Hedgehog (1991) - Mega Drive

Desarrollador: Sonic Team
Publicado por: Sega
Salió también para: iPod, iOS, móviles, Microsoft Windows, Virtual Console, Game Boy Advance, Nintendo DS, Xbox Live Arcade, PlayStation Network, Android, Sega Saturn, Dreamcast, Nintendo GameCube, PlayStation 2, Xbox, PlayStation Portable


Corría junio de 1.994, y yo era un chaval de lo más feliz. Tenía salud, amigos, y el verano que acababa de comenzar me invitaba a disfrutar de ambas cosas sin más preocupaciones. Había sacado buenas notas, y en pocas semanas me iba a ir quince días de colonias a un pueblo perdido del Pirineo en compañía de mi cuadrilla y otros gualtrapas del barrio. Mi Nintendo pirata, regalada las navidades anteriores, colmaba todas mis necesidades de juego después de tantos años de privaciones, con su cartucho de 255 en 1 y otros que me prestaban amigos y compañeros de colegio.

El periodo vacacional había comenzado con un tiempo magnífico. Los días transcurrían con un sol radiante, e incluso un viciado como yo se olvidaba de las consolas para disfrutar de la recién estrenada libertad. Ni siquiera el mundial que se disputaba por aquellos días en los Estado Unidos era impedimento para salir de casa, ya que debido a la diferencia horaria, los partidos se retransmitían siempre sobre la hora de cenar.

En USA 94 se vieron jugadas que quedaron grabadas "a fuego" en la memoria colectiva.
Una de esas tardes eternas de finales de junio, quedo con los amigos para disfrutar del típico plan veraniego: partido de tres horas en el campo de fútbol del colegio, y bajar después a la playa a refrescarse. Después, comprar una palmera de bollo en la tienda de chuches del barrio, y una vez repuestas las fuerzas, iniciar el largo y penoso camino de vuelta a casa. No es que viviera muy lejos, como mucho a un kilómetro de la playa, pero era una cuesta arriba bastante matadora.

Sin hacer mucho esfuerzo, puedo imaginar el aspecto que tendría: un chaval flaquito con sandalias Reef en los pies, una pequeña mochila azul a la espalda y el bañador todavía húmedo, odiando aquella maldita cuesta a cada paso, pensando en la pequeña bronca que le va a echar su madre por llegar a casa después de que todos los demás hayan cenado, y en la gran bronca que le espera por no vaciar bien la mochila en el balcón y llenar toda la casa de arena. Bah, otra más, lo mejor será cenar a toda prisa y junto con mi padre convencer a mi hermana para que nos deje ver el partido mundialista de turno.

Las palmeras de bollo eran bastante secas, por fortuna había con qué refrescarse.
Nada más llegar a casa me sorprende que las persianas de casa estén todavía bajadas. Ha hecho calor, y las solemos tener cerradas durante el día, pero normalmente se suelen abrir para la hora de cenar. Más sorprendente todavía es que mi madre, en vez de recibirme con el consabido "qué horas son estas", me salude sonriente y me pregunte qué tal he pasado la tarde. Un pelín mosqueado, voy hacia mi cuarto, y de camino saludo a mi padre que como de costumbre se afeita con la puerta del baño abierta. Debido a la oscuridad reinante en la casa, enciendo la luz de mi habitación, y me encuentro con una Mega Drive encima de mi cama.

Mi primera reacción es irme corriendo hacia mi padre y preguntar con voz temblorosa: "¿Y eso que hay encima de mi cama?" Mi padre me sonríe y me dice: "¿Eso? Es para ti". "Jobar, no sé cómo agradecéroslo". "No hay nada que agradecer," replica mi padre, "pese al miedo que teníamos tu madre y yo, después de haberte regalado la consola las navidades pasadas, has seguido estudiando, sacando buenas notas, y no te quedas encerrado en casa. La verdad es que la que tienes es un trasto viejo, pregunté en la tienda y me recomendaron esta, me dicen que es la que más se ha vendido aquí".

Cuando tienes diez años no te imaginas que haya una cosa mejor que encontrarte sobre una cama. Según vas creciendo ya sí.
Si bien todo eso era cierto, la verdad es que no jugaba más porque mi hermana tenía la tele ocupada casi todo el tiempo, y si se la intentaba quitar para poner la consola armaba un escándalo de tres pares de narices. En fin, aquella era mi noche, así que la feroz guardiana del mando a distancia (ni siquiera eso, porque aquella vieja televisión Phillips no lo tenía) accedió a regañadientes a dejarnos conectar el aparato. Por mucho que lo intentamos, no conseguimos sintonizarla. Ante los ladridos de mi hermana, deseosa de ver "Lo que necesitas es amor", desistimos por esa noche. "Tal vecino tiene la Mega Drive, igual nos dice cómo ponerla en marcha" comenté. "Bien, pues pregúntaselo mañana" me respondió mi padre. Antes de las 9 del día siguiente estaba aporreando su puerta.

Nada, que consiguió sintonizar la consola en 5 minutos, y lo primero que vi en pantalla fue a Sonic moviendo el dedo. Ya lo había probado en casa de amigos, por lo que en poco tiempo me manejaba con soltura.

Primera fase.
No os voy a descubrir el juego a estas alturas. Era el cartucho vende-consolas que la Mega Drive necesitaba. Sega acertó de llenó en incluirlo en un pack junto con la consola, ya que el que ofrecía hasta entonces, Altered Beast, no era nada del otro mundo.

Labyrinth zone.
Gráficos muy coloridos, usando con gran acierto la limitada paleta de la consola, junto con un cuidado diseño artístico, basado en los cuadros del pintor holandés M. C. Escher, hacían del juego un espectáculo visual, aderezado con un scroll de pantalla suavísimo. Las melodías compuestas por Nasato Nakamura, del grupo japonés Dreams Come True, se han convertido en un clásico. El control era excelente, y la precisa respuesta del mando nos permitía manejar a Sonic a toda velocidad.

Fase de bonus.
El juego no era demasiado largo, pero la experiencia era tan intensa que tampoco se echaban en falta más pantallas; las que había (6 mundos en total) eran suficientes y muy variadas, desde las verdes praderas de Green Hill Zone, hasta el infierno mecánico de Scrap Brain Zone, pasando por la anegada Labyrinth Zone y sus burbujas de agua, Marble Zone y los túneles de lava, los muelles de Spring Yard Zone y el estrellado cielo de la ciudad en Star Light Zone. Mención aparte para las fases de bonus, y su alocada rotación.


Sigue siendo un juego perfecto para echar una partida rápida con el móvil, ya que posee un truco para escoger pantalla que seguro que todos conocéis. En ese menú podemos escuchar las melodías del juego. Por lo que se dice, la intención era hacer el Sound Test accesible desde el principio, mostrando a Sonic y a sus amigos tocando en una banda. Se desechó para introducir el ya clásico rótulo de SEGA con un coro, del que se dice que ocupa una cuarta parte de los 512 Kilobytes que pesa el juego.

Total, que aquel verano fue un poco distinto a lo que me había imaginado en un principio: las colonias se me hicieron bastante largas (recuerdo que escuchamos la tanda de penaltis de la final del mundial 94 con un transistor que había colado un amigo, ya que estaban prohibísimos), me gané una bronca de mi padre por abandonar la mesa para jugar a la Mega Drive un día que vinieron mis tíos a cenar, y pisé bastante poco la playa. Bah, seguro que hizo un tiempo malísimo, como es típico aquí. La verdad es que no lo recuerdo.


6 comentarios:

  1. Jejeje

    Ese fue el año en el que nací y aún así Sonic me marcó la infancia. Tanto, que aproveché para pillarme este juego y el siguiente por 400 microsoft points (Odio jugarlo en el móvil) hace un año.
    Es una pena que haya degenerado tanto.

    Sigue con el blog, me gusta ver que joyas me he perdido por la edad (Aunque algunas ya las conocía).

    Un saludo.

    PD: Que enrollaos estuvieron tus padres xD. Yo tube que estar año y medio pidiéndole a mi madre mi primera consola, la game boy color amarilla con el amarillo y hasta que mi padre no se enfado con ella porque siempre me decía ¨Para tu cumple¨ llegaba el cumple ¨para tu santo¨ llegaba el santo ¨para navidad¨.
    Finalmente me la compró mi padre en una papelería del pueblo por 15.000 pts a las 8 de la tarde de mi cumpleaños al enterarse que mi madre me volvía a decir ¨para tu santo¨ xD (Creo que fue sobre el 2000, cuando cumplí 6 años).

    ResponderEliminar
  2. Sí, enrolladísimos... en 1.993 me cayó por navidades una NES clónica que sospecho que mi padré robó de su trabajo. Y unos meses después se estiraron y me compraron la Mega Drive. Y para de contar. Los cartuchos ya fueron por mi cuenta. Creo que en total me compraron dos juegos, de los que ya hablaré más adelante.

    Celebro que te haya gustado el blog, saludos.

    ResponderEliminar
  3. Bueno... al menos supieron premiarte esa vez.

    Que está muy de moda eso de castigar a los niños cuando lo hacen mal pero nada de premiarlos cuando lo hacen bien...

    Un saludo ;)

    ResponderEliminar
  4. ¿Tienes más información sobre el peso en KBs del coro inicial?

    ResponderEliminar
  5. http://www.omg-facts.com/Technology/The-SEGA-Chant-At-The-Beginning-Of-The-G/53552

    Por ejemplo, o el artículo correspondiente al juego en la Wikipedia.

    ResponderEliminar