jueves, 1 de mayo de 2014

054 - Super Sidekicks 2: The World Championship (1994) - Arcade

Desarrollador: SNK
Publicado por: SNK
Salió también para: Neo Geo


A lo largo de anteriores entradas he dejado bastante claro que una de mis obsesiones particulares son los juegos de fútbol. Hagamos un pequeño repaso de algunos de los que he comentado hasta ahora: Soccer, anticuado  incluso para cuando lo conocí. World Cup Italia 90, juego que analizado objetivamente no hay por donde cogerlo pero al que he podido dejar de jugar. Fifa International Soccer y Fifa Soccer 95 que parecían la octava maravilla del mundo, y bueno, estaban bien pero que con el paso del tiempo dejaban a la vista las "costuras" de su propuesta. En el caso de Fifa 95, tuve que esperar unos cuantos meses desde que probé la versión original para SNES en case de un amigo hasta hacerme con él. Bueno, estaba convencido de que antes o después lo iba a tener y los meses, aunque eternos, acabaron pasando. Pero... ¿qué pasa si sabes que el juego que te obsesiona no estará JAMÁS a tu alcance?



No tengo muy claro cuando vi por primera vez Super Sidekicks 2: The World Championship. Supongo que sería por 1.994, año en el que fue lanzado para aprovechar el tirón del Mundial de aquel año. Tampoco me jugaría el cuello por el lugar: pudo ser en unos pequeños recreativos en un centro comercial cercano a mi casa donde mi madre nos llevaba de vez en cuando, en la estación de ski que frecuentábamos o en alguno de los muchos salones recreativos del pueblo de los pirineos en el que tiene mi familia tiene una casa. En todo caso fue en este último lugar donde me enamoré del juego: lo tenían puesto en un espectacular mueble con bancos para los dos jugadores y con una pantalla gigante. Había otros juegos de fútbol por allá (me vienen a la memoria el muy mediocre Big Striker y el simple pero entrañable Euro League, clon de Tecmo World Cup 90 con clubes europeos como Barcelona, Real Madrid, Atlético, Inter... seguro que más de uno lo recordáis) pero quedaban eclipsados por esta bestialidad de juego parido por SNK en su época de mayor esplendor.

Oscuro objeto de deseo.
Todo el juego es pura pirotecnia audiovisual que exprime el potente hardware que lo sustenta con imaginativas técnicas de programación que demuestran que Neo Geo no sólo era una máquina adecuada para los juegos de lucha o shoot'em up. Desde el mismo "Attract mode" con la intro mostrando imágenes del juego en multipantalla y un rótulo blanco con el eslogan "The 100 Mega Shock!" cayendo del cielo, SS2 demuestra todo el potencial que atesora. 


Los sprites de los jugadores son detalladísimos, al nivel de lo que hasta entonces sólo se había visto en juegos de lucha, y aunque no dispongan de muchas animaciones diferentes tienen algunas muy llamativas como un regate/salto mortal que sale aleatoriamente (mostrada en la intro) o las caídas al suelo al ser objeto de falta.

Si en USA 94 hubieran sacado del campo así a Maradona en el partido contra Nigeria, en vez de acompañado de aquella enfermera rubia y gorda, la historia de los mundiales quizá hubiera sido diferente.
El estadio se muestra imponente con tres niveles de gradas y repleto de aficionados con sus carteles y banderas. De un partido a otro varía la textura y el color del césped, y se muestran o no las pistas de atletismo, para dar la impresión de que hay más de un campo, aunque la estructura es idéntica. El terreno de juego está realizado con "Raster Effects" una especie de scroll-paralax que junto con el scaling de los jugadores proporciona de cierta sensacion de tridimensionalidad. Aunque en conjunto no sea del todo perfecto (algunos jugadores parecen desproporcionados según se posicionen más al fondo), es bastante impresionante para la época. Es el mismo truco empleado en juegos como Street Fighter II (en los suelos) para dar profundidad a los escenarios, y en Neo Geo es utilizado otros juegos como las posteriores entregas de Super Sidekicks, Neo Turf Masters o Riding Hero.

Partido en juego.
Pero la verdadera seña de identidad de SSK2 (y su rasgo más reconocible) son las pantallas en los lanzamientos de falta y disparos a puerta desde la zona de 3/4. En esos casos, la perspectiva cambia y se nos muestra la portería de frente, y tanto porteros como jugadores hacen gala de sus mejores animaciones. Los lanzamientos penalti utilizan una perspectiva similar, con una muy lograda rosca del balón al chutar.

Golazo.
Otra de las características que hacen al juego reconocible son las "cutscenes" que se producen al marcar goles o al pitarse una falta. Las hay de todo tipo y eran todo un puntazo para la época, con animaciones muy logradas y que servían para ambientar perfectamente los partidos. Hay algunas divertidísimas, como la del portero dando puñetazos al suelo cuando ya le han metido unos cuantos goles, o la del banquillo perdedor cuando el resultado es de goleada (a los que el público echa de todo). En las faltas podemos ver si los jugadores han sufrido una lesión (que le afectará durante un rato durante el partido) o no, y a los infractores suplicando al árbitro que no les saque una tarjeta. Truquillo: si has sufrido una falta, si durante esas escenas aporreas los botones a lo Track & Field, aumentan las posibilidades de que el árbitro muestre una tarjeta, pudiendo incluso forzar expulsiones (con manotazo al árbitro incluido). Genial.

¡Paquetes!
El apartado sonoro quizá no esté tan a la altura como el gráfico. Suenan animadas musiquillas en los menús, pero el sonido FX no está muy logrado. Incluso diría que el público suena demasiado agudo, y puede resultar bastante molesto. Será que me estoy haciendo viejo...

Por muy bueno que sea un juego en lo técnico, si en lo jugable no acompaña el resultado puede ser frustrante y el título puede quedar condenado al olvido. Afortunadamente no es el caso de SSK2. Es un arcade 100% y su control va directo al grano, sin concesiones a la galería: Un botón para pases cortos y disparos si estamos cerca de la portería, otro para pases largos y un tercero para autopases cortos. En la práctica, es perfectamente posible pasarse el juego con el botón de pase corto/disparo, aunque el uso de las otras dos opciones nos dan más recursos para despejar balones y regatear. Para defender contamos con un botón para tackles y otro para cambiar de cursor, aunque lo más efectivo sea el choque cuerpo a cuerpo para evitar que nos piten faltas.

Una de tantas animaciones para celebrar los goles.
Como en otros tantos arcades de fútbol, la táctica más efectiva suele ser el patadón para arriba, el robo cerca de la portería rival y el centro/tiro a continuación. Es bastante llamativo el poco alcance que tienen los pases, incluidos los largos (son muy abombados), necesitando de varios para alcanzar la portería contraria. La verdad es que el terreno de juego da la sensación de ser muy alargado. El disparo con visión subjetiva, aunque curioso, es efectivo sólo en los primeros niveles, en fases posteriores es casi imposible colarle un balón a la CPU. Es más efectivo el disparo desde cerca, que aunque pocas veces termine en gol, suele proporcionar la ocasión de pescar jugosos rechaces en posiciones muy ventajosas, aunque el cambio automático de cursos juegue bastantes malas pasadas en algunos casos. En los primeros partidos también suele ser muy efectivo el autopase para librarse del portero y culminar la jugada con un tiro desde dentro del área pequeña.

Tendremos que superar 7 partidos para pasarnos el juego: una ronda clasificatoria regional, una fase de grupos con tres rivales, cuartos de final, semis y final. Los primeros cuatro partidos son siempre iguales para cada uno de los equipos. Por ejemplo, si seleccionamos a Brasil, jugaremos siempre la fase previa contra Uruguay (que no se clasificó para USA 94) y la fase de grupos contra Camerún, Rusia y Suecia. Lo de fase de grupos es un decir, ya que en la práctica hay que ganar los tres partidos, y si hay algún empate tenemos que usar un crédito para desempatar por penaltis, muerte súbita o repetición del partido, a nuestro gusto, al igual que en otras rondas. La fase final del torneo sí es aleatoria, aunque como es lógico los equipos rivales suelen ser los más potentes del juego.

Ya vale de abusar...
Los primeros partidos son sencillos, pero los posteriores se van complicando más y más con los consabidos trucos de la CPU: rivales mucho más rápidos que nosotros y porteros sobrehumanos. De todas formas, raro es el partido en el que la máquina nos marque más de un gol (suele ser complicado que nos metan incluso el primero), y de hecho, la mayoría de los partidos son monólogos del jugador. La eliminación suele venir por no haber sido capaces de marcar ni un sólo gol a la CPU.

Como es habitual en este tipo de juegos, los partidos a dos jugadores son bastante más divertidos y variados, y el tiro subjetivo es más efectivo contra porteros humanos (es difícil cogerle el truco). La pega (al menos en su día) es que al igual que contra la CPU si el partido termina en empate hay que echar otro crédito para desempatar. Hoy en día con los emuladores no es tan dramático, pero en la época en la que había que echar cinco duros por crédito eran habituales los pactos cuando la esfera que índica el tiempo de juego se ponía rojo: alguno de los dos se dejaba meter un gol, y se seguía jugando a medias contra la máquina.

Lanzamiento de falta.
Como he explicado al principio de la entrada, el juego me fascinó. Aquel mueble enorme en el que lo tenían instalado congregaba a multitud de gente jugando y viendo (entre estos últimos yo) los partidos. Solía tener tanta cola (formada habitualmente por lo mejor de cada casa), y yo tan poco dinero, que no puede probar el juego hasta un par de años después. En los anuncios de Centro Mail de Hobby Consolas lo listaban a la venta, 40.000 pesetazas del ala la consola y otras 35.000 el juego, con lo que plantearse tenerlo en casita era poco menos que utopía.

¿Qué has pedido para Navidades, niño? ¿Qué, 75.000 cucas? Ahora mismo chaval. HC número 39, diciembre 1.994.
En año 1.996 me tocó (más bien lo gané en un concurso escribiendo una redacción sobre el Almirante Nelson), junto con otros dos amigos, un viaje de unos días en barco desde Bilbao a Porthsmouth. Allí nos embarcamos, junto con otro centenar de chavales de todas partes, en el fastuoso ferry "Pride of Bilbao". Nada más subir a bordo, le pegamos un repaso a la instalaciones: Piscina cubierta. Bien. Supermercado. Bien. Discoteca. Bien. Sala de recreo con un ping-pong. ¡Bien! Y lo que era más importante para mí: un mueble con el Super Sidekics 2. ¡De puta madre!

 
Este es el barco saliendo de Santurce, aunque nos hizo mejor tiempo.
Mis padres, con su habitual generosidad, me dieron algo de dinero para mis gastos, que no era plan mandar el chaval a la Pérfida Albión sin un duro. No era mucho dinero, serían una 3.000 pesetas o algo así. Para los de ahora, unos 18€, una cifra mísera incluso por aquel entonces, más en un país con un nivel de vida superior como el Reino Unido. Además, tuvieron la brillante idea de darme el dinero en pesetas, con lo que tuve que cambiar el dinero en la oficina de cambio del barco, que como se puede imaginar, no ofrecía las condiciones más ventajosas. En fin, que me quedé con un puñado de libras. Tiré por la borda mis planes para traer algún regalillo a mi familia (¡ratas!) y decidí usar el dinero de la forma más juiciosa posible: me iba a fundir el dinero en esa recreativa, a la cual no había podido jugar todavía tras haber visto docenas de partidos.

El viaje de ida fue bastante breve, de apenas 36 horas, en las que me dio tiempo a jugar un par de partidas. El resto del tiempo estuvimos atareados con actividades propuestas por el organizador del concurso, entre ellas un concurso fotográfico para lo que nos dieron unas cámaras desechables. Sabiendo que todo el mundo iba a sacar fotos parecidas (un barco no da para mucho más), uno de mis amigos remató el carrete con una muy interesante serie de fotos de sus partes íntimas.

Llegados a Portsmouth, nos llevaron a dormir a un internado de estos que salen en las películas en los que los niños van con corbata todo el día. Todo un shock, habituados a nuestro destartalado colegio público con su cancha de futbito mil veces parcheada, ver los impecables campos de fútbol de verdísimo césped, las enormes habitaciones y el espacioso comedor. La comida era una mierda sí, (comprobamos que la leyenda sobre las alubias blancas con ketchup era cierta), pero en aquel elitista entorno daban ganas de discutir sobre filosofía con una copa de Sherry en la mano.

El internado en cuestión.
Nos llevaron a ver la ciudad, el buque HMS Victory que comandó el malogrado Nelson en Trafalgar (el original y una réplica) y un museo de coches en el que alucinamos con los Formula 1 expuestos. Todo en una visita express de 24 horas. Nos lo pasamos todo lo bien que se lo puede pasar un rapaz de 12 años en un país extranjero, con amigos y lejos de sus padres: genial. Pero yo tenía ganas de volver al barco para quemar el dinero en mi idolatrado juego de fútbol. La cara que se me puso cuando descubrí había perdido o me habían robado (hoy es el día que tengo serias sospechas de quién, como y cuando pudo ser) el dinero, os la podréis imaginar sin mucho esfuerzo. Al final, ni partidas, ni regalos, aunque robé como 5 kilos de mermelada del restaurante del barco que mi madre agradeció sobremanera.

Mi cara al descubrir que mi dinero había volado.
Para aquel entonces, el juego había empezado a desaparecer de los recreativos, sustituido por Virtua Striker y otros juegos poligonales. Justo cuando había empezado a tener algo de dinerillo, me quedé sin ninguna unidad de la recreativa a mi alcance. El juego adquirió una especie de aura "mítica" para mí, y sin poder atisbar el boom de emuladores de los años posteriores, me resigné a no poder jugarlo nunca más. La Neo Geo estaba completamente fuera de mi alcance

Saltemos al verano del 98. Me voy con la familia a estrenar la nueva furgoneta (que sustituye a la anterior que era de segunda o tercera mano y nos ha durado dos telediarios la pobre) de tourneé a Portugal, a visitar la Expo de Lisboa, Fátima y tantas cosas maravillosas que ofrece el país vecino. Llegamos a un camping situado en la ventosa localidad de Cascais, al lado de Lisboa. Nada más bajar de la furgoneta me voy a dar una vuelta para ver las instalaciones. Piscina, pistas de tenis, lo típico. Me acerco hacia el supermercado/bar/sala de TV y veo que en la entrada se recorta la inconfundible silueta de una recreativa. Se me va acelerando el pulso cuando veo imágenes verdosas en su pantalla. ¿No será que...? ¡Sí!
Expo 98.
A tomar por culo la piscina, el tenis o los paseos. Me tiré todas las tardes/noches de los días en los que nos alojamos allí (durante el día visitamos la Expo, Lisboa y Sintra) fundiéndome el dinero que llevé ahorrado, más todo el que pude sisar a mis padres en el SSK2. Fue épico. Ya me daba igual que nunca pudiera tener el juego en mi casa, reventé aquel mueble a fuerza de tanto jugar.

Hubo dos testigos principales de aquellas horas de viciada. A las tardes solía estar rondando el típico niño dando por culo a más no poder. Si veía que el partido se me atragantaba, se me pegaba y me hacía la consabida pregunta de "¿Quieres que te lo pase?". La primera vez le respondí con un no. A la segunda con un gruñido, y a la tercera le dije "Mira chaval tú te crees que a mí me sale de los cojones dejarte jugar con mi dinero, a mí que me importa pasarme la pantalla si no soy yo el que estoy jugando, vete a jugar con la polla de tu padre", así tal cual, de corrido y sin apartar la mirada de la pantalla.

Después de la hora de cenar solía tomar el relevo una chica portuguesa de más o menos mi edad (a juzgar por el incipiente bigote que teníamos ambos). A cada gol mío me dedicaba la más dulce de las sonrisas. Yo no sé si estaba esperando que le hiciera algún caso, pero lo llevaba claro: llevaba más tiempo esperando jugar a aquella recreativa que esperando al amor. Ahí la tuve, pegada al mueble y yo no le hice ni puñetero caso.

Permanecí horas enganchado a la máquina, incluso mientras la gabachada del cámping celebraba los goles de Zidane y Petit que les daban el mundial (sí, pasé completamente del partido). Saciado ya del juego, asqueado incluso, me despedí de él pensando que aquellas serían las últimas partidas que jugaría. Pero al cabo de unos meses, instalamos una conexión a Internet en casa, y descubrí atónito una de mis grandes pasiones desde aquel momento: los emuladores.

El primero del que tuve noticia para Neo Geo se llamaba NeoRage, funcionaba en MS-DOS y se ejecutaba desde la línea de comandos. Una de sus características es que no era capaz de emular correctamente los "Raster Effects", por lo que el terreno de juego se mostraba sin texturas. Me dio exactamente igual, aquello era maravilloso, y el poder tener en mi PC aquel juego que había anhelado por tanto tiempo era algo increíble. El Metal Slug, por ejemplo, tardaba en cargarse 15 minutos en mi Pentium 100, pero bien a gusto que lo soportaba.

Así juegan los hombres, desde línea de comando y sin césped.
Un poco después salio NeoRageX, versión con interfaz gráfica para Windows y soporte para "Raster Effects". Eso ya fue el acabose, las horas que pude perder probando todos los juegos de Neo Geo que me descargaba fueron incontables.

Hoy es el día que sigo jugando (y mucho) a Super Sidekicks 2. Pasé de pensar que no volvería a jugar con él ha haberlo jugado en un montón de plataformas diferentes (PC, Xbox, PSP e incluso el móvil con mi Experia Play). Pese a sus defectos, tiene la virtud de hacerme volver atrás en el tiempo y recordar aquellos recreativos del pueblo, el puñetero barco y mi primer (no) amor portugués. Sigue siendo el benchmark perfecto para cualquier emulador de Neo Geo, si no lo emula bien, para mí no existe. En algunos casos, como en el emulador de PSP, sigue sin ir del todo bien: de cuando en cuando se corrompe la pantalla y el framerate "rasca" un poco debido al esfuerzo de emular sus "Raster Effects".

El NeorageX tiene opciones chulísimas para editar pantallazos quitando y poniendo sprites.
En definitiva, todo un juegazo, divertido para todo el mundo, incluso para aquellos a los que no les guste el fútbol.

3 comentarios:

  1. Genial análisis, normalmente ya te salen buenos (me gusta un montón el toque personal que les das con tus anécdotas y experiencias…impresionante ese viaje relámpago a Inglaterra, y sobre todo, el camping portugués con el crío y la niña bigotona!), pero además en los de fútbol te luces todavía más, crack! A ver si voy comentándote los otros de fútbol que has enlazado y tengo atrasados.

    Sobre el juego, en mi caso, este se quedó un poco entre medias del primero (que es uno de los 2 juegos que pude jugar en una Neogeo real –de un amigo que es la única persona que conocí que la tuvo en su día, y al que curiosamente no le gustaban mucho los videojuegos) y el SSK 3, que es el que me hizo babear en algún bar y salón recreativo. Eso sí, probados años después con emulador, me da la sensación que casi todas las virtudes del tercero y siguientes ya estaban en el 2, así que comparto casi todo lo que explicas del juego en sí.

    No sé que te parecerá a ti, pero en los últimos años se ha puesto un poco de moda decir que el primero era el único bueno, y aunque jugablemente sea muy adictivo y accesible, yo recuerdo que cuando ví sus continuaciones fue cuando realmente pensé (y aún lo pienso) que el fútbol “pixelado” tocaba techo, con esos zooms y esas escenas de fuera del área tan increíbles (aunque como dices, en los partidos importantes era imposible marcar así)…tal vez el uno sea todavía más divertido, no sé, pero a mí el 3 me encanta (y el 2, salvo que me corrijas, lo veo tan parecido que podría decir lo mismo)

    Respecto al sonido ambiente, me llamó la atención pero porque “esas bocinas” y estridencias se me habían grabado en la memoria desde que, en el 92, el Barça jugó (y perdió) la final de la Intercontinental contra el Sao Paulo de Rai en Japón con un estadio lleno de un público que emitía los mismos sonidos…cosas de japoneses, supongo, pero aunque sea molesto, le daba mucha más vidilla que la que estábamos acostumbrados por aquel tiempo en muchos juegos futboleros.

    Por cierto, lo del truco de las tarjetas no tenía ni idea, me lo apunto;)

    Enhorabuena por el entradón…un saludo!

    PD - Tremendo el comentario del pie de foto de Maradona contra Nigeria, jajaja! (por cierto, yo aún tengo pesadillas con su cara del “pibe” celebrando el gol contra Grecia, creo)

    PD2- Muy grande el neoRageX…y más aún lo de los rasters, confieso que emulado en la GP2x también lo llegué a jugar así más de una vez (dependiendo de la versión del emu era sin rayas de campo, ni público, o con los jugadores ed arriba corriendo por encima del público xD)

    PD3- Ya les vale en el recopilatorio de SNK para Wii-PSP poner el juego (creo que otra vez es el 3) con partidos al mínimo de tiempo y sin poder cambiarlo…menos mal que tenemos emuladores!

    ResponderEliminar
  2. Creo que hay mejores juegos de fútbol en Neo Geo que SSK 1, como por ejemplo Goal! Goal! Goal! (vaya nombre) o Tecmo World Cup Soccer 96. El 1 me parece muy simple y bastante repetitivo, aunque reconozco que para el que lo viera en su día supuso un salto muy grande. Del Soccer Brawl me abstengo de comentar, sé que hay gente al que le encanta pero a mí me parece un engendro (como otros juegos del estilo como Megaman Soccer o Mario Strikers).

    PD: Vaya envidia haber podido probar una Neo Geo de crío, eso tuvo que ser tocar el cielo con las manos. Yo ni de niño ni ahora... quizá algún día.

    ResponderEliminar
  3. Por favor, sigue publicando.

    ResponderEliminar