Publicado por: Tecmo
Salió también para: PC, Amiga, Virtual Console
Para no perder la costumbre, este cartucho también se lo compré a mis amigos. Es la continuación de Shadow Warriors, aparecido en 1988, y pertenece a una serie que ha sido "rebooteada" en los últimos años para las consolas de esta generación con su nombre americano, Ninja Gaiden, manteniendo sus principales señas de identidad: alta calidad gráfica y una dificultad que hace rechinar los dientes.
Primera fase. |
Nos pondremos a los mandos para controlar a Ryu Hayabusa, para seguir la historia iniciada en el primer juego. Ashtar, el maestro del jefe final de la anterior entrega, secuestra a Irene, del protagonista, para forzarlo a que entrega su espada del Caos, con el que podrá abrir la puerta de la óscuridad. Problemas del día a día, vamos.
El juego es un plataformas de acción clásico, en el que nos podremos encaramar a las paredes y lanzar ataques desde allí. Además de espadazos, contaremos con diversos ataques especiales que consumen puntos de magia, y que se obtienen mediante ítems, como los shurikens o ruedas de fuego.
Tercera fase. |
Tenemos también una barra de vida, igual que el jefe de cada fase. Si se nos acaba el tiempo, perderemos una vida. Al perder todas las vidas, tenemos la posibilidad de continuar desde el inicio de la fase en la que nos encontremos.
Cuarta fase. |
Lo que más me impresionó del juego es su aspecto gráfico. Además de tener unas pantallas de gran colorido y variedad, el sonido es estupendo. Mención aparte para las cinemáticas que se muestran al inicio del juego y entre fases, de un nivel fantástico teniendo en cuenta que hablamos de la NES.
Como he dicho en la introducción, el juego es muy difícil, y de pequeño se me atragantaba, por lo que no era uno de los que más jugué. Qué digo de pequeño, ahora también me saca de mis casillas. He conseguido mejorar algo, pero no lo suficiente como para pasármelo.
Como otros juegos de aquel lote, este también llegó a mis manos con manual. Si sois sadomasoquistas, dadle un oportunidad al juego.
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