089 - Super Mario Bros 3 (1988) - NES

Desarrollador: Nintendo EAD
Publicado por: Nintendo
Salió también para: PlayChoice-10, Super Nintendo Entertainment System, Game Boy Advance, Virtual Console

¿En serio que tengo que hablar sobre este juego? ¿Merece la pena decir algo sobre él? ¿Hay alguien de vosotros que no lo conozca? Supongo que la mayoría de gente que visita este blog (por no decir toda) es aficionada a los videojuegos, especialmente a los videojuegos antiguos, y a estas alturas habreís visto, oído y leído todo acerca de este cartucho. Y lo que es más importante, habréis sido uno de los millones de personas que han encumbrado a este juego como el mejor de todo el catálogo de la NES.

Mapa del primer mundo.

Este cartucho representa la cima técnica de la máquina 8 bits de Nintendo. Es prodigioso ver funcionar con tanta suavidad ese scroll multidireccional en una consola tan limitada, observar como multitud de enemigos de todo tipo inundan la pantalla, como el colorido de sus fases y lo variado de las melodías nos acompañan el resto de nuestras vidas como jugadores... Es asombroso constatar que ningún otro juego posterior pudiera superar lo logrado por este juego programado aproximadamente a la mitad de la vida útil del sistema. Puede que haya juegos le superen en apartados puntuales: sprites más grandes, mejor paleta o sonido; pero no hay ninguno, ni de lejos, tan redondo como la tercera parte de las aventuras de Mario.

Primera pantalla.

El sistema de juego de los Marios clásicos es de sobra conocido, así que no me voy extender demasiado: debemos rescatar otra vez más a la princesa, superando para ello 8 mundos, sobre los cuales nos podemos desplazar libremente según vayamos superando sus fases. Son muchas pantallas, muy variadas entre sí: las tenemos acuáticas, sobre hielo, de fortalezas, desiertos, con enemigos gigantes... De ahí viene quizá el único reproche que se le pueda hacer al juego: es muy largo, demasiado como para pasárselo de una tacada. Todas las fases son únicas y con su propio encanto, perfectamente diseñadas, y por lo tanto no sobra ninguna pero... ¿no podrían haber puesto un sistema de salvado? No digo ya una pila, pero se podrían haber currado unos passwords, por lo menos.

Si usamos los silbatos mágicos, podremos escoger mundo.

Con ello, hubiera sido un juego perfecto. Esta inconveniencia queda solventada con los tres silbatos mágicos, que nos permiten transportarnos entre mundos. Los dos primeros se encuentran en la tercera fase y la primera fortaleza del primer mundo, y en menos de 5 minutos están en nuestro poder, por lo que podemos empezar a jugar casi instantaneamente en cualquier mundo de nuestra elección. Claro está, sin los ítems o las vidas que hubieramos tenido en el momento de dejar de jugar. Menos da una piedra. Nos queda la opción de los savestates de los emuladores, pero eso desvirtúa bastante la experiencia.

En una fortaleza.

Me hice con el cartucho en aquel lote que les compré a mis amigos, y automáticamente pasó a ser mi preferido. Antes de poseer el cartucho pude jugar mucho con él ya que había unas cuantas copias en nuestro círculo, y mediante intercambios pude pegarme unas cuantas viciadas. Era uno de los juegos predilectos cuando visitábamos la casa de algún amigo, jugando siempre a "vida o pantalla", y de esta forma nos íbamos enseñando trucos y la localización de los ítems más importanes. Uno de los momentos álgidos eran los enfrentamientos jugador uno contra jugador dos en las pantallas de bonus al estilo "Mario Bros" original. Al ser el juego tan largo rara vez pasábamos del segundo mundo, y si optábamos por usar los silbatos, al ser el juego bastante difícil en niveles altos, al menos para unos críos de menos de diez años, no durábamos mucho.

Enfrentamiento entre dos jugadores.

Una vez tuve la ocasión de ver jugar a una amistad del vecindario, de bastante más edad que yo, en el salón de su casa y me quede alucinado con su nivel. Se fulminó los primeros 4 mundos con una habilidad que yo, me temo, jamás seré capaz de tener. Luego se fue porqué había quedado para ir a fumar el tabaco que le robaba a su madre, echándome a patadas de su casa, pero por lo menos había aprendido un par de trucos nuevos, lo que me permitió mejorar muchísimo mi nivel. Con los años seguí sus pasos, no en lo de jugar bien al Mario 3, si no en lo de fumar tabaco robado, en este caso normalmente a la bibliotecaria del barrio. Pero esa es otra historia que nada tiene que ver con lo que estaba contando.

Siempre que enchufo la NES, saco un rato para una partidita rapida usando cartucho pelado que les compré a mis amigos, pero a la vista de que esa no era la manera de tener un juego de tanta importancia para mí, hace un par de años caí en la tentación y me agencié una edición española completa del juego.

Esto sí que eran juegos, y no la morralla que se entrevé por ahí detrás.