viernes, 9 de marzo de 2012

097 - Sky Destroyer (1985) - NES

Desarrollador: Home Data
Publicado por: Taito Corporation


Como ya he dicho en otro post anterior, no tuve consola hasta los 10 años. El 24 de diciembre de 1.993 recibí uno de los regalos que más ilusión me hayan hecho en esta vida: una NES. Para ser exacto, no era una NES. Era una Nevir Mastergames.

Parece una tostadora.
Para los que no la conozcan, es una clónica de carga superior (me sigue cogiendo los juegos a la primera, no como la puñetera consola original con su carga con muelles), con dos ranuras diferenciadas para cartuchos formato NES y formato Famicom. Huelga decir que se traga sin rechistar cartuchos piratas y de estándar NTSC. El adaptador de corriente era chapucero, aunque funciona sin problemas con uno de Master System, y el cajetín con el switch antena/consola me duró dos telediarios. Hoy en día tiene la salida RF un poco tocada y con holguras, pero moviendo un poco el cable se ve con bastante nitidez (en eso hay que reconocer que la oficial la supera). Incluía dos mandos, con una cruceta bastante curiosa y botones turbo, y un pistola copia de la Zapper, con su ranura propia para conectarla a la consola sin tener que sacar un mando.


Doble slot, con una compuerta deslizante que impide meter dos cartuchos a la vez. En este caso la compuerta esta rota, la mía no deja a la vista las ranuras de cartuchos.
Hasta aquel entonces, supongo que el motivo por el que mis padres no compraran una consola era que tendrían miedo a que me convertiera en un adicto, como pregonaba Antena 3 por aquel entonces. Tampoco les dí mucho la tabarra, no era un niño de los de "cómprame esto", por lo que no le daban más importancia al tema. También fui un niño obediente y poco problemático, además de bastante buen estudiante, por lo que viendo cómo siempre disfrutaba mirando los juegos en las tiendas se les iría ablandando el corazón.

Conexiones.
Para entonces ya sabía quien era Olentzero; además no tuve que pensar mucho para saber de donde provenía la consola. Unos meses atrás, mi padré me enseñó, a modo de curiosidad, el cuarto donde almacenaba su empresa los regalos para regalos y concursos. Allí había de todo: bicicletas, televisores, minicadenas... pero mis ojillos enseguida se vieron atraídos por un montón apilado en una esquina. Un montón de famiclones baratas. Un montón de Nevir Mastergames

Puertos para mandos. El del medio es para la pistola, igual que la Zapper pero en gris.
Al verme babear de tal manera por un trasto barato (¿con lo que valía entonces una NES después de que hubieran salido SNES y Mega Drive, qué podría valer una clónica?), supuso que levantar la veda consolera me ahorraría traumas y visitas al psicólogo. Y aquella nochebuena, al desenvolver el paquete, me quedé con los ojos como platos al contemplar aquel aparato. Aquella noche, como siempre desde que había nacido, fuimos a cenar a casa de mis abuelos. No recuerdo absolutamente nada de aquella cena de nochebuena, la última de mi abuelo por cierto. Sólo que contaba las horas, minutos y segundos hasta llegar a casa. Volvimos ya muy entrada la madrugada, y claro, como que mis padres pasaban de dejarme jugar. ¡A la cama! No sé si llegué a dormir algo aquella noche, sólo sé que para las 8 de la mañana ya estaba delante de aquella enorme Phillips. Tanta excitación pasó factura, y tuve unas décimas de fiebre. Nada que no se pasará con un poco de descanso en condiciones y aquellas navidades son una de las que mejor recuerdo guardo.

La felicidad llegó desde Taiwan, vía Madrid.
Siendo sincero y habiendo pasado ya casi veinte años, tengo fundadas sospechas de que mi padre escamoteó la consola del trabajo. Supongo que nadie echaría en falta una más o menos. Pero bastó para hacerme enormemente feliz. Yo no necesitaba una NeoGeo, una SNES, una Mega Drive, un Scalextric carísimo o una mountain bike. Lo único que necesitaba era una consola obsoleta, pirata y de discutible calidad con el que pudiera jugar sin tener que ir a casa de mis amigos. Luego ya tuve que soportar la ferrea dictadura que impuso mi hermana sobre la única TV que había en casa, pero me las arreglé para disfrutar un montón.

El cartucho. Curiosamente, el Hogan's Alley (su carátula es la de abajo a la izquierda) no viene incluído.

Lista de juegos.

La consola traía un pequeño cartucho de formato Famicom de 255 juegos en 1. Evidentemente, eran unos 20 juegos con pequeñas variaciones como fase inicial, invencibilidad o tiempo ilimitado. Uno de los que más me marcó (amén de alguno que otro más del que ya hablaré en este blog), era un viejo conocido de los cartuchos multijuegos de mis amigos, Sky Destroyer de Taito. 

Comenzando.

Era un shooter bastante atípico para la época, en los que eran más habituales los de scroll horizontal o vertical. En este caso se adoptaba una perspectiva parecida a la usada posteriormente en Space Harrier o Afterburner, la de un avión volando hacia el horizonte. Las oleadas de enemigos nos venían de frente, disparando balas y misiles explosivos y de cuando en cuando nos enfrentábamos a un bombardero de cuatro motores.

Lucha contra el bombadero al atardecer.
Una de las características más singulares del juego es la posibilidad de disparar torpedos a barcos y submarinos, además de que cuando éramos tocados, en el intervalo hasta caer irremediablemente al mar se podía seguir disparando a enemigos aéreos y navales. Cada cierto número de pantallas, después de superar fases al mediodía, tarde y noche se atacaba una base en una isla, y una vez superado el juego continuaba, creo que infinitamente.

Atacando la isla y a un submarino.

Un aspecto gráfico muy agradable, unos efectos de sonido bastante apañados y una mecánica de juego atractiva hacían de este un juego sensacional del que tengo muy buen recuerdo, y al que sigo echando una partidita de cuando en cuando.

¡Tocado!
 (Fotos de la Nevir Mastergames cogidas desde www.zonadepruebas.com)

1 comentario:

  1. mi hermano tubo dictadura de la nes por este juego xD la verdad que era entretenidisimo aunque a mi me gustaba mas el twinbee

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